El engaño de los complementos saciantes del apetito | EROSKI CONSUMER

El engaño de los complementos saciantes del apetito

Los complementos que se presentan con la cualidad de quitar el hambre carecen de fundamento científico e, incluso, pueden suponer un riesgo

Por MAITE ZUDAIRE⁠ ⁠29 de diciembre de 2011⁠

No hay atajos para lograr perder peso si hay esa necesidad. No hay fórmulas mágicas, ni alimentos mágicos, ni dietas mágicas. Y no hay complementos que quiten el hambre o sacien el apetito, al menos, no tantos como los publicitados para tal efecto. Así de contundentes son las fuentes científicas cuando se pronuncian sobre la eficacia de determinados alimentos o complementos con supuestas propiedades saciantes. Un último estudio de la Facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales de la Universidad de Birmingham, en Reino Unido, es categórico y afirma que la saciedad no es una propiedad de una sustancia. Por lo tanto, ningún alimento tiene la cualidad de saciar ni el poder saciante por sí mismo. Al menos, esta cualidad no sirve para todas las personas que quieren perder peso, lo que explicaría que, pese a la gran cantidad de productos y alimentos saciantes, las cifras de casos de obesidad se han duplicado en pocos años.

- Imagen: vmiramontes -

La saciedad como reclamo para adelgazar

Perder peso de una manera sana implica esfuerzo, dirección y control. Mantener el peso sano también es resultado de tomar conciencia de que la alimentación es una herramienta muy poderosa que puede convertirse en la mejor aliada de la salud. En ningún caso es consecuencia de sentirse lleno o saciado después de comer. Por lo tanto, la saciedad como reclamo para adelgazar no ayuda tanto como se cree a perder peso, ni conduce a hábitos de adelgazamiento. De hecho, la literatura científica que busca causas y consecuencias del control de peso concluye que comer a menudo sin buscar la sensación de plenitud es la mejor fórmula para mantener el peso, e incluso, para perder de manera gradual la grasa que sobra y mantener el resultado a lo largo del tiempo.

El informe universitario citado va más allá y su afán está en despejar la confusión creada entre las cualidades de las proteínas y las grasas frente a los hidratos de carbono como saciantes. A estos se les presupone menor capacidad de desacelerar el incremento del hambre y, sin embargo, los investigadores han concluido que para el propósito que se busca, es irrelevante. En los procesos de adelgazamiento, lo fundamental es conocer la dieta particular de una persona y sus hábitos, ya que solo de ella depende realizar un cálculo real y efectivo de calorías ingeridas y su traducción en el peso, en la distribución de la grasa y los líquidos. Todo esto ha animado a los investigadores a alertar a las autoridades británicas, que en los años ochenta permitieron y alentaron los productos bajos en grasa y en azúcar, que debe reconsiderarse su efectividad.

http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/aprender_a_comer_bien/alimentos_a_debate/2011/12/29/205803.php
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